Memoria del Santo Cura de Ars - Homilía de S.E. Mons. Lazarus You Heung sik

16 diciembre 2021

S.E. Mons. Lazarus You Heung sik, Prefecto de la Congregación para el Clero, ha celebrado hoy la Eucaristía en la memoria de San Juan María Vianney, patrono de los párrocos y modelo de todo sacerdote.

A continuación reproducimos la homilía pronunciada por el nuevo Jefe del Dicasterio.

 


Queridos hermanos

 

Acabo de llegar a Roma para mi nuevo servicio y estamos aquí juntos para celebrar la memoria de san Juan María Vianney, patrono de los párrocos y modelo de todo sacerdote. ¡Es un don de la Providencia! El Santo Cura de Ars acompaña de manera muy especial las actividades de nuestra Congregación al servicio del clero en gran parte del mundo. Y un don de la Providencia son también las lecturas que acabamos de escuchar. Son las de la Lectio continua, pero me parecen llenas de sentido para nuestro camino y nuestro trabajo.

 

1. También nosotros somos un poco como el Pueblo de Israel atravesando el desierto. Especialmente en el mundo occidental, los tiempos que vivimos no parecen favorables a la fe. Las vocaciones al sacerdocio ministerial y a la vida consagrada son escasas, y no es fácil llegar a las nuevas generaciones. El mundo actual está marcado por las incógnitas de las pandemias, las numerosas injusticias y divisiones, y las guerras. Todo ello supone un desafío para la vida de la Iglesia. Además, en los últimos años el Pueblo de Dios -y nosotros, los ministros en él- se ha visto sacudido por la grave crisis de los abusos cometidos por algunos miembros del clero.

Vivimos en un mundo globalizado y fragmentado, en el que se desvanecen certezas centenarias y nos encaminamos hacia escenarios que nos son desconocidos. El Papa Francisco habla de un cambio de época; un cambio que puede asustarnos, como se asustó el Pueblo de Israel ante la noticia del regreso de los exploradores de la tierra de Canaán: hay fuerzas más fuertes que nosotros, hay gente de la raza de los «gigantes», hay riesgos y grandes peligros. Sin embargo -nos hace comprender la lectura-, en esta tierra desconocida nos esperan frutos abundantes. Al igual que el episodio de la mujer cananea del Evangelio de Mateo nos hace tomar conciencia de que hay nuevos creyentes incluso más allá de las filas de lo que tradicionalmente consideramos el Pueblo de Dios.

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