Francisco: el camino sinodal, una escucha «abierta y vulnerable
El Papa es el autor del prefacio del libro que sale mañana, 30 de abril, titulado «Conversación en el Espíritu - El arte del discernimiento y la práctica de la sinodalidad», escrito por los padres jesuitas Juan Antonio Guerrero Alves y Óscar Martín López. El volumen, editado por Lev, ya fue publicado el año pasado en español con el título original «Conversación espiritual, discernimiento y sinodalidad» (Editorial Sal Terrae, Grupo de Comunicación Loyola). El texto completo
PAPA FRANCISCO
Queridos hermanos, les agradezco por haber compartido conmigo este libro antes de que se publicara. Por lo que cuentan en la introducción sobre su génesis, veo que Óscar ha sabido arrancar a su compañero del mundo de la economía en el que lo habíamos encasillado en esta casa, para devolverlo a temas más espirituales. Es hermoso que de la conversación espiritual entre sus autores haya nacido un libro sobre la conversación en el Espíritu.
Aunque el tratamiento se dedica principalmente a la conversación en el Espíritu, que es la metodología adoptada en el camino sinodal, aprecio mucho que no se hayan detenido en el método y su funcionamiento. Veo con satisfacción que proporcionan al lector los referentes históricos suficientes para que capte la profundidad de este método y todo lo que pone en juego con el fin de transformarse realmente en una experiencia de escucha del Espíritu. Subrayan que el método sinodal es una experiencia espiritual, en la cual la palabra y la escucha buscan hacer que el Espíritu Santo sea el verdadero protagonista. El desarrollo del libro permite percibir que el camino sinodal que hemos emprendido como Iglesia constituye una experiencia espiritual personal, comunitaria y eclesial, y por lo tanto requiere el trabajo individual de cada uno en su propio interior.
La idea de la conversación como «verter en un cauce común» merece un desarrollo futuro adicional. De hecho, esta concepción de la conversación permite aportar los diferentes puntos de vista para enriquecer ese cauce común. Una dosis mayor de conversación en la vida ciudadana y en la eclesial nos haría un gran bien. En la conversación en el Espíritu encontramos un camino participativo orientado a la comunión y a la renovación de la misión, que anima la participación de todos y acoge en la comunión y en la unidad la gran diversidad que todos nosotros somos.
La conversación en el Espíritu, el discernimiento y la sinodalidad consisten, sobre todo, en escuchar. El camino sinodal emprendido por la Iglesia es un camino de escucha en profundidad. La actitud que sugieren, de una «escucha abierta y vulnerable», es fundamental y muy necesaria, ya que permite al Espíritu movernos y hacernos cambiar, elegir y llevarnos a decisiones concretas. Si cada uno permanece encerrado en las posiciones que había adoptado anteriormente, no habrá verdadera conversación, ni verdadera escucha del Espíritu. No encontrará nada que pueda aprender o asimilar de los demás y tendrá miedo de cualquier decisión que implique cambios. De hecho, solo cuando realmente nos escuchamos salimos enriquecidos y profundizamos la comunión y la misión.
Me pareció particularmente esencial el capítulo sobre las disposiciones interiores. Como he dicho en más de una ocasión, nuestra intención no es convocar un parlamento ni hacer una encuesta de opinión. Queremos caminar juntos como hermanas y hermanos, escuchando al Espíritu Santo. Él es el verdadero protagonista del Sínodo. La escucha del Espíritu requiere una determinada actitud interior. La conversación en el Espíritu, el discernimiento y la sinodalidad solo pueden tener lugar si intentamos vaciarnos de nosotros mismos para llenarnos del Espíritu, si nuestra libertad va soltando las amarras materiales, ideológicas y afectivas, para permitir que el Espíritu nos guíe con mayor eficacia; si cultivamos dentro de nosotros actitudes de humildad, hospitalidad y acogida, y al mismo tiempo desterramos la autosuficiencia y la autoreferencialidad. Solo así nuestra comunión y nuestra misión podrán fortalecerse.
Dedican el último capítulo a la manera concreta de llevar a cabo la conversación en el Espíritu. Explican el método, la manera de llevarla a cabo, los aspectos que requieren una atención particular. Este capítulo no debe leerse como si fuera el clímax del libro. Todo método es un medio para un fin, no es el fin. También el Instrumentum laboris se refiere a la necesidad de adaptar el método a las diversas situaciones, para que sea de verdadera ayuda. La importancia de los capítulos anteriores consiste, precisamente, en permitir preparar y aplicar bien la metodología.
El Instrumentum laboris subrayaba la necesidad de la formación en la conversación en el Espíritu. Me parece que el libro que presentan proporciona materiales útiles para este fin. Les agradezco mucho por su esfuerzo y estoy seguro de que constituirá una excelente ayuda en muchos ambientes eclesiales.
Jesús los bendiga y la Virgen los proteja y, por favor, no se olviden de rezar por mí.