Ratio Fundamentalis Institutionis Sacerdotalis - 2016

08 diciembre 2016
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El DON DE LA VOCACIÓN al presbiterado, sembrado por Dios en el corazón de algunos hombres, exige a la Iglesia proponer un serio camino de formación, como ha recordado el Papa Francisco, con ocasión del discurso en la Asamblea Plenaria de la Congregación para el Clero (3 de octubre de 2014): «Se trata de custodiar y cultivar las vocaciones, para que den frutos maduros. Ellas son un “diamante en bruto”, que hay que trabajar con cuidado, paciencia y respeto a la conciencia de las personas, para que brillen en medio del pueblo de Dios»[1].

Han pasado ya treinta años desde que, el 19 de marzo de 1985, la Congregación para la Educación Católica, entonces competente en esta materia, actualizó la Ratio fundamentalis institutionis sacerdotalis, promulgada el 6 de enero de 1970[2], enriqueciéndola con numerosas notas, a la luz del Código de Derecho Canónico, promulgado el 25 de enero de 1983.

A partir de entonces, han sido numerosas las aportaciones al tema de la formación de los futuros presbíteros, tanto de parte de la Iglesia Universal, como de las Conferencias Episcopales y de las Iglesias particulares. Ante todo conviene tener en cuenta el Magisterio de los Pontífices que durante este período de tiempo han guiado a la Iglesia: S. Juan Pablo II, a quien se le debe la Exhortación apostólica post-sinodal Pastores dabo vobis (25 de marzo de 1992), Benedicto XVI, autor de la Carta apostólica en forma de “motu proprio” Ministrorum institutio (16 de enero de 2013) y Francisco, que ha hecho posible este documento con su impulso e indicaciones.

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[1] FRANCISCO, Discurso a la Plenaria de la Congregación para el Clero (3 de octubre de 2014): L’Osservatore Romano, 226 (4 de octubre de 2014), 8.

 

[2] Cfr. CONGREGACIÓN PARA LA EDUCACIÓN CATÓLICA, Ratio fundamentalis institutionis sacerdotalis (6 de enero de 1970): AAS 62 (1970), 321-384.