El 8 de diciembre de 2016 fue publicada la nueva Ratio Fundamentalis que, recogiendo el amplio patrimonio magisterial desde el Concilio hasta hoy, traza los principios fundamentales de la formación sacerdotal. A partir de este marco de referencia, que tiene como título significativo El don de la vocación presbiteral, están siendo revisadas ahora las reglamentaciones nacionales. El texto de la Ratio, madurado con la contribución de una consulta a los episcopados locales, responde con gran sensibilidad a los desafíos de hoy, poniendo el acento en una vida claramente plasmada por el seguimiento de Jesús. Hemos hablado con el arzobispo Jorge Carlos patrón Wong que desde el año 2013 es Secretario para los Seminarios en la Congregación del Clero.
Gen’s: en la nueva Ratio fundamentalis para la formación sacerdotal se subraya mucho la dimensión del discipulado. ¿Porqué? ¿Qué consecuencias trae este perfil de los presbíteros como “discípulos misioneros”?
Esta visión de fondo, particularmente cercana al Papa Francisco, coloca la figura del presbítero en una posición evangélica, liberándolo de la tentación de ser o transformarse en un funcionario, un burócrata o un simple líder a imagen de los jefes de este mundo. Al contrario, el sacerdote es antes que nada un discípulo que camina siguiendo las huellas del Maestro, que se pone a la escucha de la Palabra del Señor para después comunicarla a los hermanos, que vive el ministerio desde una relación personal con Cristo y, sólo así, puede ser pastor del pueblo de Dios. Como consecuencia emerge una figura de sacerdote “nunca terminada” y “nunca completa”, que -como recordó recientemente el Santo Padre- se deja forjar él mismo antes que nada por el divino artesano y después vive “en salida” hacia el mundo, evangelizando, acompañando y guiando al pueblo de Dios.
Gen’s: Otra dimensión que pone de relieve la Ratio es la comunión. ¿Cuál es el significado de este acento puesto en la fraternidad sacerdotal?
Este aspecto es de vital importancia y, sobre todo hoy, hay que redescubrirlo con gran atención y hay que buscarlo con una cierta creatividad. La Ratio, atenta a la naturaleza y esencia teológica, espiritual y pastoral del sacramento del Orden, subraya que la fraternidad sacerdotal no es algo agregado, una simple modalidad externa o un especie de cortesía formal. Al contrario, pertenece a la naturaleza misma del ser sacerdote y es una inevitable llamada que nace del sacramento mismo. Somos parte de un pueblo, que es el de los bautizados y, llamados a la vida presbiteral, somos ordenados por un obispo para entrar en la gran familia del presbiterio a servicio de la vida diocesana. No puede existir ningún tipo de autorreferencialidad y ningún modo de interpretar “a mi modo” el ministerio sacerdotal: él es parte integral de un gran mosaico en el cual, a través de la comunión, el diálogo y la colaboración, yo debo integrarme con la vida y el ministerio pastoral de los co-hermanos.