En una entrevista para el Arzobispado de Lima, Monseñor Jorge Carlos Patrón Wong, Secretario para los Seminarios de la Sagrada Congregación para el Clero, exhortó a fieles, sacerdotes y religiosos a “unirnos en ‘vocacionalizar’ nuestra vida, que vivamos nuestra vida como vocación, vocación cristiana, vocación laical, vocación sacerdotal o vocación de la vida religiosa”.
En su visita a nuestro país para participar del Curso para formadores y rectores de Seminarios del Perú, Monseñor Patrón habló sobre la realidad de la pastoral presbiteral en el Perú y expresó que la próxima visita del Papa Francisco viene a reafirmar que somos un pueblo de esperanza. A continuación la entrevista completa:
Perú es un pueblo de esperanza
Agradeció al Señor que en el Perú tengamos un buen grupo de sacerdotes formadores y rectores, cuyo ministerio es de 24 horas rezando y trabajando todos los días para formar buenos pastores.
“Que se generen y se formen más futuros formadores para que esta pastoral presbiteral sea una pastoral prioritaria, porque un buen sacerdote multiplica las bendiciones, las gracias de Dios para todo el pueblo de Dios”.
Asimismo, comentó que en la próxima visita a nuestro país el Papa Francisco vendrá a reafirmar que el Perú es un pueblo de esperanza.
“El Papa Francisco, que es un Papa de la esperanza, va a tener una sintonía perfecta con el corazón de todos los peruanos, que son corazones llenos de amor, de esperanza y de fe”.
La familia es el primer seminario
En otro momento de la entrevista animó a los fieles a seguir orando y colaborando en la formación del futuro sacerdote.
“Colaboren en todo lo que es pastoral vocacional, en la animación de que los jóvenes vayan creciendo como buenos cristianos, de tal manera que en un momento determinado sean sensibles a escuchar el llamado de Dios para consagrar sus vidas al servicio de los demás”.
Se dirigió también a los padres, a quienes exhortó a seguir realizando su labor de buenos papás, formadores y educadores en la familia, “porque la familia es el primer seminario, ahí aprendemos a orar, aprendemos el respeto, aprendemos a responder con generosidad a las necesidades de los demás, aprendemos a no pensar en nosotros sino en los demás y sobre todo aprendemos a relacionarnos con Dios en la vida diaria”.